domingo, 28 de agosto de 2016

ESO DE SER AMIGOS

ESO DE SER AMIGOS

Dicen que un amigo/a es aquel o aquella persona que, a pesar de conocerte, te estima. Y creo que hay mucha verdad en ello. En el diccionario se dice que es la relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia. Quiero suponer que el afecto , en lo que aquí interesa, tiene que ver con la predilección por una persona, mientras que la simpatía guardaría relación con cierto sentimiento de afecto hacia una persona o hacia su comportamiento y también con la forma de actuar de esa persona cuando nos resulta agradable. Confianza sería algo así como esperanza, seguridad…. compromiso como resultante de todo lo anterior.

Intuyo que el egoísmo, el desinterés, la impaciencia, el orgullo, la prepotencia… son enemigos de esos componentes con los que hemos querido completar la esencia de la amistad (afecto, simpatía y confianza).

Debe haber un momento en el que las personas dejan de tener y compartir los mismos intereses, el mismo tiempo, los mismos sueños… o se deja de compartir o se deja de ceder (sea o no así, pues eso es un percepción difícilmente demostrable). Los equilibrios en las relaciones son “inestables” y es necesario encontrarlos en común. El egoísmo o el orgullo carcomen entonces la armonía de la amistad.

Por otro lado, las relaciones caminan de la mano de nuestros propios ritmos vitales y afectivos y hacer que vayan al unísono con otra persona tampoco es fácil. De ese hecho se derivan no pocos menosprecios (o hechos que se sienten así).

La amistad exige admitir y perdonar situaciones difíciles, aparte de intentar entenderlas, claro. Digamos que los ligámenes de la amistad son como una tela de araña pero con hilos muy sutiles, muy frágiles, que ceden o se adaptan según unos parámetros que son imposibles de adivinar.

Esos “deslices” (por llamarlo de alguna manera) hacen que el compromiso, la seguridad o la esperanza se rompan o queden tocados. Lo malo es que todo eso ocurre cuando una de las partes está más necesitada.

Siendo así, pareciera que la soberbia es la que envenena las relaciones de amistad y que, más tarde o más temprano, anidará en alguna de las partes de una relación. 



No es fácil aceptar la crítica o tener a humildad de reconocer errores, de pedir disculpas y mira que los beneficios de una buena amistad son importantes. Y hablo de amistad, no de “relaciones” del tipo que sea. Pero… hay personas que parecen poseer todo el saber del mundo y que tiene en sus manos el poder determinar qué es bueno o malo en todo momento o situación y se sienten por encima incluso de todo tipo de crítica.
Y en todos estos casos, como es lógico, la magia se rompe, la sutil tela de araña que sirve de cobertura al afecto o la confianza, se va destruyendo y apareen entonces las vivencias no asumidas, no resueltas…


El mundo no dejará de girar por ello, pero cuántas energías, cuánta felicidad, cuantas vivencias dejarán de tener sentido y cuánto de nosotros mismos dejaremos en esa ruptura. Solo por orgullo, solo por prepotencia.  

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