viernes, 12 de agosto de 2016

SOMOS ÚNICOS (II)

SOMOS ÚNICOS (II)

Decía Federico García Lorca que “el más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida”.

Hace unos días, escribía sobre la “unicidad”, porque un blog es también refugio de intimidades, no solo de pretendidos pensamientos filosóficos o culturales.

Sé que estoy aquí porque en la vida todo es frágil, hasta los sentimientos más profundos, más queridos, más cuidados… Todo es frágil y “finito”, por ello, creo que es preciso escribir, para evitar que todo se sienta como pasajero o, quizá, para hacerlo menos pasajero. Escribir, en este caso, es también escarbar en el corazón, buscar en lo más profundo de nuestra condición humana.

Y lo hago por mí y, quizá, para mi.

A veces hay que sacar fuera cuestiones relativas a la soledad y los recuerdos y, al respecto, me viene a la mente un pequeño poema de Miguel de Unamuno que quiero dejar en este lugar de recuerdos:

¡Dormirse en el olvido del recuerdo,
en el recuerdo del olvido,
y que en el claustro maternal me pierdo
y que en él desnazco perdido!

¡Tú, mi bendito porvenir pasado,
mañana eterno en el ayer;
tú, todo lo que fue ya eternizado,
mi madre, mi hija, mi mujer!

Y es que: “No he venido a cantar” (poema de León Felipe que acojo después) o a justificar o a explicar. No hay ya lugar en mi para nada de eso  (para cantar, justificar o explicar) ni creo que tenga que hacerlo, pues nada ni nadie me lo puede exigir:

No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra. 
No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente para que me canonicen cuando muera.]
He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar, 
por el río]
y por la nube... 
y en las lágrimas que se esconden 
en el pozo, en la noche 
y en la sangre... 
He venido a mirarme la cara en todas las lágrimas del mundo.  
Y también a poner una gota de azogue, de llanto, una gota siquiera de mi llanto.] 
en la gran luna de este espejo sin límites, donde me miren y se reconozcan los que vengan.]

Nota: Casi textualmente esta fue la última entrada de un blog entrañable


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