martes, 20 de septiembre de 2016

EDUCACIÓN Y TRABAJO (I. Diagnosis)

EDUCACIÓN Y TRABAJO (I. Diagnosis)

Quisiera huir, en estas páginas, tanto del “buenismo educativo” como de lo “políticamente correcto” a la hora de situar el punto de partida para el análisis de la situación en la que se encuentra la educación (formal y no formal) y de cómo ésta necesita recuperar al menos una parte de la excelencia perdida.

Lógicamente sólo podré hacerlo desde una perspectiva global y bajo la premisa de que solamente una sociedad eficiente puede hacer frente a las crisis y  que una sociedad así necesita de un sistema educativo competitivo.

El punto de partida es que España vive un fracaso escolar claro y cronificado (todos los análisis efectuados así lo dictaminan y lo vienen haciendo desde hace tiempo).

Llegar a esa situación ha requerido la confluencia de variables diversas, como es lógico, como por ejemplo que haya dejado de existir:
  • Un modelo lógico de formación del profesorado y de los formadores y, más aún, el no tomar en consideración, más que de un modo parcial, la formación permanente de esos profesionales.
  • Una cultura evaluadora como base para dinamizar (y mejorar) todo el sistema.
  • Una mirada global sobre el sistema educativo, que sigue contemplándose de modo aislado en cada uno de sus tres recorridos: enculturalizante, profesionalizador y no-formal.
  • Una mirada común sobre el sistema, que proporcione un común denominador para su análisis y valoración por parte de la política, la administración, la sociedad, los empleadores y los sujetos receptores de la educación.
  • Un modelo de CIUDADANO y de unos valores que lo sustenten.
  • Fronteras para determinar las responsabilidades de los diferentes colectivos de eso que se ha dado en llamar “comunidad educativa” en el proceso
  • Un modelo que permita actualizar tanto el contenido de los curricula como su administración (adecuación metodológica)
Lo peor de esta descripción es que existe una percepción social negativa respecto a la educación (en cualquiera de sus manifestaciones), hasta el punto de que se asume de que existe un mal ambiente en los centros educativos, que hay un declive permanente en los logros, que se han perdido los valores tradicionales y no se han implantado ninguno de los nuevos, etc.

El caso es que el Informe PISA de la OCDE de 2010 situaba a España de la siguiente manera:
  • Puesto 33 en Comprensión Lectora (481 puntos). (Media OCDE: 493 puntos)
  • Puesto 34 en Competencia Matemática (483 puntos). (Media OCDE: 496 puntos)
  • Puesto 36 en Competencia Científica (488 puntos). (Media OCDE: 501)
A la vez, el gasto público en educación, en relación al Producto Interior Bruto, era, globalmente, el 4,6 %, mientras que la media de los países de la OCDE era de 5,4 y la media de los 21 primeros miembros de la UE era también de 5,4.

A ello habría que unir la situación del profesorado, el peso de la burocracia administrativa, los vaivenes derivados de las diferentes situaciones políticas y la sensación de que no hay una perspectiva de futuro en el sistema.

Todo ello trae consigo otras consecuencias, como el hecho que tengamos la mayor tasa de abandono escolar (superior al 30%) y que esa tasa vaya en aumento.


Y para todo eso parece que TODOS tienen soluciones que, curiosamente, no son las que se van proponiendo, pues éstas son criticadas siempre con énfasis, con demasiado énfasis incluso, con lo que el ambiente aún se enrarece más.

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