miércoles, 19 de octubre de 2016

FORMACIÓN Y CIUDADANÍA (y II) : Apuntes para el binomio: Formación y Ciudadanía

FORMACIÓN Y CIUDADANÍA (y II) : Apuntes para el binomio: Formación y Ciudadanía

Apuntes para el binomio: Formación y Ciudadanía

El reto u objetivo que podría formularse inicialmente sería que es preciso ayudar a construir una ciudadanía respetuosa con la diferencia, aunque sin tendencia a la fragmentación (que se está dando) y al aislamiento, capaz de construir o asumir valores y proyectos comunes consensuados pero con márgenes para que los individuos tengan cabida en ellos como actores y no como meros receptores.

En este sentido que se enuncia, tiene sentido la definición del Consejo de Europa, cuando preconiza que la Educación para la Ciudadanía concierne “al conjunto de prácticas y actividades diseñadas para ayudar a todas las personas… a participar activamente en la vida democrática, aceptando y practicando sus derechos y responsabilidades en la sociedad”. Pero eso sí, desde la participación, la responsabilización, la no discriminación, la integración e la diversidad cultural y las diferencias individuales… 

De este modo, si precisáramos el objetivo enunciado al inicio, podríamos decir que se pretendería construir “ciudadanos iguales en derechos y reconocidos en sus diferencias que tienen capacidad y responsabilidad para participar activamente en el espacio público común” (Bolívar y Balaguer, 2005) 


El problema estriba en la definición de los valores, actitudes y comportamientos en los que basar la consecución de ese objetivo, en cómo estructurar los centros y las aulas para que su marco ayude y no impida su consecución, en lograr que sea una tarea compartida y comunitaria, no solo escolar, en conciliar el pluralismo individual con la realidad multicultural identitaria y excluyente, en aprender a vivir juntos desde las diferencias, la autonomía, la tolerancia y la comprensión, en el establecimiento y respeto de los marcos normativos convivenciales necesarios para que todo ello tenga cabida en la convivencia y en la propia vida de las personas, etc.

Y todo ello, porque, entre otras razones, existe un desfase entre una doctrina y muchas prácticas sociales de la denominada democracia, por ejemplo, la resistencia de las instituciones políticas y de los partidos para legalizar y generalizar formas de participación política más ricas que las estrictamente electorales. Ciudadanía supone civismo y tolerancia en el espacio público, el derecho a la formación continuada supone el esfuerzo individual para asumirla, el derecho a la calidad de vida supone un conjunto de comportamientos para respetar el derecho de los demás, etc.

Por otra parte, los territorios de nuestra vida social son hoy más complejos y difusos que en el pasado, como de alguna manera hemos querido dejar dicho y, además, somos múltiples en cuanto identidades y pertenencias, podemos entender mejor la diversidad de nuestra sociedad. En el territorio "local" vivimos también la globalidad. Todo ello nos lleva a algunas consideraciones que pueden tener su importancia en la formación:
  • La democracia necesita participación y, por lo mismo, ciudadanos activos.
  • La ciudadanía hay que considerarla un proceso y no algo predefinible.
  • Ese proceso debe potenciarse o facilitarse desde la formación (formal y no formal)
  • Los contenidos de esa formación no pueden ser únicos y han de ser responsabilidad de todos, no sólo de los políticos en el gobierno o de la escuela.
  • La falta de contenidos, su indefinición e incoherencia o su exigencia inflexible actuarán de forma negativa en la formación ciudadana.
  • Es preciso actuar formativamente sobre aquellos contenidos, valores y actitudes sobre los que exista fuerte consenso y delimitar la función de cada uno de los agentes sociales en la formación ciudadana.
  • A la vez hay que actuar sobre lo que podríamos denominar “déficit de socialización” con el que crecen nuestros jóvenes, esto es, sobre el peso e importancia de la familia y la escuela como agentes socializadores y  formadores.
  • Es preciso volver a incorporar a la formación las dimensiones afectivas y éticas
Estas reflexiones o consideraciones no nos deben hacer olvidar algunos problemas o circunstancias que hacen aún más difícil hoy todo proceso de formación ciudadana. Algunos de ellos ya los hemos apuntado o se pueden extraer con facilidad de lo anotado hasta aquí, otros que debieran considerarse podrían ser:
  • Es difícil formar en algunos de los valores necesarios hoy en medio de una sociedad como la que tenemos (por ejemplo, se hace problemático pensar en reforzar la solidaridad en medio del ambiente de competitividad existente).
  • Hay que contar con una escuela no discriminatoria, respetuosa con las diferencias.
  • Es preciso fomentar la participación desde la escuela y permitir la integración real de la comunidad educativa en la toma de decisiones.
  • El marco escolar ha de ser innovador e independiente
  • Los docentes necesitan, aparte del amparo y reconocimiento social, una formación acorde con las propuestas de esa formación que se pretende.
Entre los objetivos que deberían figurar en esa Formación para la Ciudadanía nos atrevemos a anotar los siguientes:
  • Lograr que todos cobren conciencia de la incidencia de la acción individual en el colectivo y también responsabilidad ante las opciones adoptadas. 
  • Fomentar la capacidad de juicio crítico y de toma de decisiones sobre la base de la información. 
  • Incidir en la noción “integral” de cada realidad socio-cultural y de las conexiones con otras realidades y aun de la “integralidad” de esas realidades.
  • Potenciar la participación activa en la búsqueda del bienestar personal y social y concienciar sobre la relación entre lo personal y social en ese logro.
  • Fomentar en todos los ciudadanos que una formación del tipo de la que  estamos comentando aquí no puede conseguirse sólo desde el sistema formal de formación, sino que debe ser abordada desde la acción de todos los agentes sociales.
Como intentábamos dejar claro con el título, sólo tratamos de establecer algunos apuntes para la reflexión, que ayuden a relacionar convenientemente el binomio Formación y Ciudadanía. Lo dicho no soluciona nada ni contempla todo el espectro de la problemática, pero esperemos que sirva para adentrarse en ella, pues su importancia está fuera de toda duda.

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