sábado, 29 de octubre de 2016

LA INTERVENCIÓN EN EL ÁMBITO SOCIAL (I)

LA INTERVENCIÓN EN EL ÁMBITO SOCIAL (I)  
En un mundo como el que vivimos parece obligado repetir algunas cuestiones para que no caigan en el olvido, porque la velocidad con que suceden las cosas nos hacen olvidar lo importante por dejarnos deslumbrar por lo urgente, por lo reciente.
En este sentido y dado como está el sistema social y de relaciones de todo tipo (hijos y padres, parejas entre sí, padres y escuela, vida de la calle y vida política, intereses y deseos, derechos y obligaciones y un larguísimo etcétera), me gustaría reflexionar durante unos días sobre la intervención educativa en el ámbito social.
Soy consciente que al final todo es social y que sobre ese objeto de análisis está puesta la mirada de muchas ciencias, que se nutren de su conocimiento, pero también de que no son complementarias, son acaparadoras, cuando es un objeto de estudio que no cabe en un solo campo de conocimientos. Mi mirada vendrá marcado or lo educativo, por más que teniendo en cuenta esa multiplicidad de variables que inciden sobre el ámbito de sociedad y educación. 
El caso es que con una estructura familiar amplia, de lazos fuertes, amparada por la propia cultura, por las normas sociales o por la proximidad geográfica, por ejemplo; con unas normas, valores y elementos culturales de gran arraigo en los grupos sociales y poco cambiantes; con una vida concentrada en núcleos poco amplios; con criterios de autoridad de larga tradición, etc, es fácil sentar el sistema educativo en base a elementos culturales ampliamente aceptados y en el conocimiento y exigencia de valores comunes y dejar para la propia convivencia el "aprendizaje" de las normas, del "uso" de la cultura y de los valores de carácter socio-cultural. 

En cambio, cuando esa estructura familiar se atomiza y se pierde, además, no sólo el consenso social, sino también la responsabilidad del grupo sobre los individuos en particular por falta de lazos de relación y corresponsabilización; cuando, en definitiva, la incidencia socio-ambiental se diversifica y cuando los elementos culturales, mundo de valores, etc. se dinamizan, tanto por la diversidad ideológica de quienes lo sustentan como por su propio desarrollo; cuando recae sobre el individuo la responsabilidad de asimilar, integrar y recrear normas y valores, el sistema educativo debe "retomar" elementos socio-culturales y establecer procesos de ayuda en ese sentido. 
Ocurre además que en el primer caso las necesidades a satisfacer son mínimas: casi todo está fuertemente asentado y admitido. Mientras que, en el segundo caso, es más difícil acceder tanto al conocimiento como a la posesión de recursos vitales necesarios para que el individuo pueda "moverse" con seguridad en el entramado social. Por ello hemos de admitir que no sólo el sistema educativo debe responsabilizarse de procesos de ayuda para el desarrollo socio-cultural de los individuos, sino que debe implicarse también en el entramado de las problemáticas que surjan en la dialéctica individuo-sociedad, que, en este segundo caso, aumentarán indefectiblemente. 
De este modo, estableceríamos dos grandes campos de acción también en la Didáctica referida al ámbito social: uno general, centrado en los conocimientos y procedimientos de ayuda al normal desarrollo de los individuos en la perspectiva social, a su adaptación, 
asunción de valores y códigos morales y a su proyección y otro diferenciado y especializado, preocupado de los procesos de ayuda necesarios para los individuos y grupos que, por la dinámica y problemática que apuntábamos antes, se sitúen en posiciones poco favorecidas o fuera de los cauces que posibiliten un desarrollo armónico, tal y como decíamos en el primer caso. 
Esta doble perspectiva ha de estar presente en una formulación como la que pretendemos. Pero ocurre que el primer campo, dado su carácter, no necesita de planteamientos específicos, siempre ha estado presente en la Educación. Por ello no es de extrañar que anunciemos desde el comienzo que nuestra formulación intentará situarse en el segundo campo de los enunciados.

  Nota: Esta y las siguientes aportaciones toman como referencia un trabajo más amplio en el que, aparte de la dirección del que esto escribe participaron las Profesoras Guasch García y Ponce Alifonso.

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