viernes, 28 de octubre de 2016

LOS PUÑETEROS MÓVILES

LOS PUÑETEROS MÓVILES

La tecnología, toda tecnología, en su sentido más estricto y clásico es la aplicación del conocimiento a usos prácticos. Esa aplicación puede adquirir las características o el valor que el usuario quiera darle; en todo caso, las tecnologías ayudan a alargar y potenciar nuestras mermadas posibilidades humanas más allá de nuestras fuerzas, de nuestra realidad. 

Insisto en el hecho de que toda tecnología puede ser utilizada bien o mal o para hacer el bien o hacer el mal (como casi todo en esta vida, por otra parte, porque la gran tecnología que es la palabra mira que puede hacer daño o, por el contrario, mira que puede calmar y ayudar).

La tecnología que ha tenido más repercusión en la sociedad en los últimos tiempos ha sido el teléfono móvil (llamado celular en otros territorios de habla hispana). Ha sido, además el que más pronto se ha asumido por el ser humano y el que se ha expandido con más celeridad. No creo que haya que insistir en ello.



El teléfono, desde siempre, ha sido una herramienta que ha servido para alargar nuestra intimidad, pues nos permitía entrar en contacto con personas alejadas en el espacio y hacernos a la idea de que ese contacto era “quasi-personal y directo”. El problema es que a veces nos rompía la intimidad y, en la actualidad el problema es que sustituye nuestra realidad.

Por de pronto diremos que que es la tecnología más ampliamente difundida y deseada. Hay más móviles que personas en el mundo y nos pasamos más tiempo con él que con ninguna otra persona o cosa, lo cual es serio.

Está claro que tener a mano un teléfono móvil supone estar conectado SIEMPRE a datos, personas, o situaciones, pero también lo es el hecho de que, a la vez, vamos dejando un rastro indeleble de nuestro comportamiento actitudes y comportamientos (no se nos olvide). El teléfono móvil, así, es NUESTRO SENSOR, con sus ventajas, claro  y sus esclavitudes.


La mayor desventaja, a mi modo de ver, es que ha anulado la posibilidad de estar conectado realmente con los demás, con la realidad, esto es, que el teléfono convierte todo lo que nos rodea en “virtual”, incluso a nosotros mismos.

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