sábado, 15 de octubre de 2016

PARA PONER EN ORDEN LAS TIC EN LA ENSEÑANZA (II)

PARA PONER EN ORDEN LAS TIC EN LA ENSEÑANZA (II)

LOS MODELOS DE ENSEÑANZA
Antes de seguir adelante quisiéramos detenernos también en los “modelos” que nos deben servir de referencia en la docencia y en en análisis de los medios informáticos aplicados en el mundo educativo.
  1. El modelo presencial
El modelo presencial ha sido el más ampliamente utilizado desde el principio de la existencia de las instituciones educativas. Es también un modelo de "éxito", si entendemos por tal el porcentaje de alumnos que terminan los estudios con su uso o la situación profesional que alcanzan los alumnos al cabo de un período de tiempo determinado después de acabar los estudios, ... 
Los elementos que lo definen son: El grupo, el ritmo que marca el horario de clases, el profesor, el desarrollo de habilidades sociales y la capacidad de relacionarse con otras personas, la existencia de contactos, etc.

  1. El modelo a distancia
Los alumnos que funcionan bien en la enseñanza a distancia son alumnos con elevadas habilidades lectoras y, en muchos casos, también habilidades para la expresión escrita. Entre los alumnos de la enseñanza presencial este es también un factor de éxito, pero lo cierto es que también sin ellas es posible completar los aprendizajes.
Otra característica de estos alumnos es su estilo de aprendizaje independiente. La organización propia del tiempo, de los procesos, el uso de una metodología propia... 
Estos alumnos se caracterizan también por un sentido del orden y de la disciplina no impuesto sino adoptado desde dentro. Aunque esto puede ir ligado al estilo de aprendizaje independiente, aquí se refiere a una característica más general que afecta a todas las facetas de la vida. 
Un aspecto negativo es que son alumnos más individualistas, menos capacitados para el trabajo el grupo (hablando siempre en términos generales) o quizás menos capacitados para soportar esas relaciones sociales que a menudo pueden resultar obstáculos para la eficacia de un actividad pero en las en muchas ocasiones se basa el éxito final de un proceso. 

  1. El modelo virtual. Primeros pasos 
Durante bastantes años las tecnologías de comunicación y la información se han ido incorporando como otros nuevos medios didácticos a los procesos formativos. El correo electrónico, las teleconferencias (conferencias telemáticas) o los sistemas de CML (“Computer managed learning”, o aprendizaje gestionado por el ordenador) han ido desarrollándose, primero mediante redes locales o amplias y luego en el primer Internet. Con el boom de Internet en 1994 comienza lo que más tarde se ha denominado “e-learning” (literalmente aprendizaje electrónico), entornos de formación en los que estas tecnologías no adoptan un papel subsidiario sino que se convierten en el soporte fundamental del proceso formativo: todas las acciones pasan a través de medios electrónicos. 
Este modelo ha ido evolucionando. Aunque hecho público en 1989, es en 1994 cuando adquiere importancia la distribución de documentos en Internet mediante html, o lo que se llama la Web (“World Wide Web” o la telaraña del mundo). 
Los centros se lanzan a colocar sus materiales en Internet, siendo ésta la característica principal de esos cursos: documentos html distribuidos a través de la Web. Hacia 1996 se produce un cambio importante: colocar materiales no es suficiente. A partir de ese momento se da una gran importancia a las herramientas de trabajo colaborativo y cooperativo: chats, listas de discusión, foros, y posteriormente entornos de trabajo en grupo tipo BSCW.. Ciertamente los materiales colocados siguen teniendo importancia pero ya no son el eje sobre el que gira la formación. 
  1. El modelo virtual. Los nuevos retos
Seguramente aún no podemos establecer un auténtico “modelo virtual”. Efectivamente se ha avanzado en los aspectos tecnológicos, pero otros, los más íntimamente ligados a la enseñanza o al aprendizaje, están por consolidarse y no creemos que haya que ahondar en el tema, solamente señalar los aspectos sobre los que aún es preciso incidir:
  • Adecuar los materiales y el ritmo de formación a las necesidades individuales
  • Atender al “individuo” y “al grupo”
  • La mediación “educativa” (pues sólo se ha avanzado en la comunicación)
  • La gestión de los grupos
  • Desligarse de la dependencia del texto escrito
  • Estructura de la formación y de los formadores
  • “Personalización” del profesor y del alumno, etc.

Pensamos que el éxito de cualquiera de los proyectos de formación en línea dependerá de varios factores , tal y como anotara acertadamente Salinas en 1997:  


  • Poder del prestigio que las instituciones tienen (prestigio que es fácil perder si caemos  en la trampa de que todo vale en la red, de ofrecer cursos sin la calidad suficiente, etc...  que estamos comenzando a ver en muchas de nuestras universidades y que no solo  puede afectar al prestigio de la institución, sino al resto de experiencias de mediante  redes).  
  • Flexibilidad de su profesorado, su capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones  impuestas por las nuevas tecnologías; en este punto será fundamental la habilidad de los  profesores a la hora de transformar sus pensamientos en texto escrito, porque, a pesar de  que lo que viene es el hipertexto, no hay que olvidar que éste está constituido, al fin y al  cabo, básicamente por texto.  
  • Calidad del contenido. Ningún servicio tendrá utilidad educativa si los textos que  contiene no son de calidad; es obvio que lo que primará serán los contenidos frente a los  fuegos de artificio multimedia.  
  • Entorno de comunicación. Por otra parte la interactividad no debe ser limitada a la  relación profesor-alumno, porque algo fundamental en la formación superior consiste en  el intercambio de experiencias y conocimientos entre los asistentes a los programas.  
  • Reconstrucción de los ambientes de comunicación personal.  Y en el terreno de la educación superior, el éxito de estos proyectos dependerá de la  transformación de algunas de las actuales estructuras que provocan el aislamiento  institucional para potenciar equipos que conjuguen la calidad docente en sistemas  presenciales con la interacción a través de las redes y que lleven a la cooperación en el  diseño y la distribución de los cursos y materiales de educación a distancia.

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