viernes, 6 de enero de 2017

LA COLABORACIÓN INTERINSTITUCIONAL PARA LA FORMACIÓN EN LA EMPRESA (6): EL ENTORNO EMPRESARIAL

LA COLABORACIÓN INTERINSTITUCIONAL PARA LA FORMACIÓN EN LA EMPRESA (6)
EL ENTORNO EMPRESARIAL
Nuestro marco político, social, cultural y económico es Europa. En Europa, la situación actual y de futuro a medio plazo va a estar marcada por algunas de las inadecuaciones que estamos viviendo, entre las cuales van a seguir destacando, a nivel socio-político, ciertas transformaciones ideológicas y el paro, que seguirá siendo, dado su carácter estructural, uno de los problemas a salvar en la presente sociedad, aparte del logro de comprensión y cierto nivel de solidaridad entre los distintos países que la componen y entre éstos y aquellos otros que conforman su zona de influencia o interdependencia. 
A la vez, hemos de destacar que, en el ámbito científico - tecnológico, seguiremos el cambio irreversible que viene protagonizando la utilización masiva de la microelectrónica y la informática. . 
El caso es que asistimos a una nueva e irreversible revolución, protagonizada, como hemos dicho, por lo que se ha dado en llamar "nuevas tecnologías", con una crisis económica que es de estructuras, de obsolescencia de los sectores que hasta ahora eran el soporte de su desarrollo: siderometalurgia, construcción naval, tecnología de la automoción, electrodomésticos, ... , todo lo cual afecta tanto al mercado de empleo como a la formación ocupacional, como es lógico. 
Todas estas cuestiones vienen provocando que, por ejemplo, la capacitación (general y para el empleo) haya cambiado de sentido respecto a épocas anteriores. Capacitarse hoy exige adaptarse cultural, social, laboral, profesional y personalmente a esa evolución que citábamos y a su aplicación a los procesos de comunicación y producción, así como a las nuevas concepciones de cultura, producción, relaciones sociales, económicas e industriales, etc., que se están provocando. 

Quizá el descriptor más comúnmente usado para definir la época actal sea el de crisis, junto con el de cambio. Ambos tienen fuertes repercusiones tanto en las relaciones individuo - sociedad - cultura, como sobre el propio individuo, por más que esas manifestaciones adquieran formas distintas según los distintos sistemas socio- culturales en que nos situemos. 
Se suele defender que una situación de crisis social surge del conflicto o rompimiento/separación entre las fuerzas productivas y las estructuras sociales (esto es, del conflicto en las relaciones de producción) y las estructuras institucionales (culturales y políticas). Y, en este momento, se dan con bastante claridad al menos las siguientes circunstancias: 
•Obsolescencia del aparato productivo y de inversiones, que vive, además, afectado por otras crisis (consumo, energía, etc.). 
•Ausencia de esfuerzos de adaptación, tanto en los objetivos de producción como en las respuestas ante las exigencias de los avances tecnológicos. 
•Aparición y permanencia del paro, economías sofocadas y competencias entre bloques e intereses económicos. 
•Agravamiento de las desigualdades entre sociedades y en el interior de cada una de ellas (lo que está provocando, por ejemplo, una separación entre grupos sociales muy amplia y con tendencia al establecimiento de tres bloques: 20% poseedor del 50% de las rentas y patrimonio, 20% totalmente excluido de posesiones y 60% de clase media con decreciente poder adquisitivo). 
•Rompimiento de los modelos de referencia, de las ideologías y del sentido de la cultura.
En ese marco aparecen con cierta contundencia otros problemas que marcan nuestro espacio de actuación: 

Rompimiento demográfico. 
• Reducción de la población activa. 
• Pasividad ante los medios de comunicación y surgimiento de un cierto
hedonismo individualizante, a la vez que se debilita la vida asociativa y la
representatividad de las org
anizaciones colectivas. 
El individualismo.
En esas circunstancias, la capacitación (formación ocupacional) requiere: compromiso e iniciativa, adaptabilidad, variedad y participación
El problema es que el trabajo, que ha venido considerándose como uno de los mecanismos aptos para la integración en la sociedad y, en definitiva, para el desarrollo personal, se ha vuelto un bien escaso y problemático para amplias capas sociales . 
Por ello es preciso que, en la formación ocupacional, se tienda a crear valores, actitudes e intereses y, especialmente, a: 
* Buscar el desarrollo personal desde la información, análisis y participación en los problemas del entorno. 

* Potenciar habilidades organizativas, de cooperación, de comunicación, etc. 

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